lunes, 10 de octubre de 2011

Loca por él

Pasea por la calle. Sin un destino fijado. Sin el sentido del tiempo. Con la mirada perdida y el móvil apagado. La gente le adelanta, le pide paso y le dan las gracias. Una medio sonrisa sirve para responderles. No tiene hambre, ni sueño, ni sed. Solo él en su cabeza. Y no consigue, ni quiere, desvanecer las ganas de él. Sigue andando. No para. No piensa. Apenas pestañea. Él. Una y otra vez. Su cara. Sus ojos. Su sonrisa. Su voz. Su olor. Sus besos. Sus te quiero. No se le van de la cabeza. Cierra los ojos y le imagina. Imagina todo eso. A su alrededor deben pensar que está loca. Y no se equivocan. Es más, le encantaría gritarlo en medio de la calle. Llamar la atención de todos. Que le escuchen, que se rían si les apetece. No solo quiere que lo piensen, quiere demostrárselo. Quiere que sepan que sí que está loca. Loca por él.

Deja el pasado atrás

Hay dias en los que te paras a pensar en el pasado, en todo el camino que has echo para llegar hasta aqui, en que tal vez un día escogí el camino equivocado, te das cuenta que ya no hay marcha atrás, y lo único que deseas es volver al pasado para no cometer esos errores, pero sabes de sobra que eso es imposible y lo único que puedes hacer es seguir hacia delante, porque si te dejas atormentar por los problemas del pasado, nunca te darás cuenta en que posiblemente hayan soluciones delante tuya.

Las verdades duelen

Que con el tiempo nos mostramos como somos. Sí, es demasiado fácil fingir. Sonrisas por doquier en un principio, realismo en tu cara durante más tiempo a medida que pasan los abrazos. Maldita confianza la nuestra.
Siempre te he dado todo, no pedía nada a cambio (aunque tú creyeras que sí). Y claro, si lo das todo, pues pasa que te quedas sin nada, lógico.
¿Sabes qué te pasa? Que tienes miedo, miedo de que alguien te demuestre que verdaderamente está por ti, que no quiere solo tus sonrisas y tus días soleados, también quiere que le atormentes con tus truenos y relámpagos.
Hoy he vuelto a robar una de esas miradas tuyas. Cuando no debería ser así.
Pensé que echaría de menos no tenerte a diario, aunque la diferencia tampoco sería muy grande a los últimos meses.
No te pienso. No porque no quiera, si no porque no debo. Por fin, de una manera u otra, puedo decir que me da igual que estés aquí. Indiferencia por donde quiera que pases, me da igual si estás a mi derecha o a mi izquierda, si me miras, si me guiñas un ojo, o los dos.
Siento haberte regalado tantas cosas, no te las voy a reprochar, pero tampoco vuelvas a esperar nada de mí.
No quiero volver a engañarme a mí misma. Como duele darse cuenta de la realidad...
A veces hay que despertar a tiempo. Porque puedes llegar tarde.


Si tu vida se desafina

Siempre he presumido de tener las ideas demasiado claras, cuando nunca ha sido así. Soy indecisión en estado puro. Que los sueños perseguidos (conseguidos o no tanto) han estado poco respaldados. Y quizás sólo por mí. Y me ha costado demasiado. No sé cuántas veces me he caído, ni lo que he tardado en levantarme. Pero te aseguro que es demasiado. En lugar de mirar atrás, y ver todo lo que he recorrido, miro adelante, y pienso en lo que queda. Pero veo negrura y espesura.
Sé que las oportunidades no van a venir a mí, que tengo que buscarlas. La confianza que había depositado en todo esto se he perdido en el caos en el que está inmerso mi cabeza. Lo que siempre me ha caracterizado, ha pasado a un segundo plano.
No debe ser así. No debe caer.
Qué triste sería la vida sin metas o expectativas, ¿verdad?
Siento sentir esto. Por eso no voy a dejar que todo me venza. Sólo necesito que pasen los días. Y sé que poco a poco me iré dando cuenta de que llegará el momento en el que diré: lo he conseguido.
El simple hecho de dejar la puerta abierta, de la posibilidad, del alcanzar, debe ser suficiente para poder seguir de pie, y saber que voy a seguir adelante. Que yo puedo, y que alguien se atreva a decir lo contrario.


A tres metros bajo tierra

- No va a funcionar, es como si me pusiera unos zapatos con los que no me siento cómoda. Lo siento.
- ¿Y qué te parece andar descalza durante un rato?
Sí, ahora mismo no me siento cómoda. Esto me queda grande. Nunca estaremos leyendo las mismas frases, las mismas palabras. Piensa que el contexto no es el mismo. Ni la situación, ni el momento.
Pero quizá llegue el momento de andar descalza, y tengo que darme cuenta de que tiene que ser ya. Aunque camine sobre el fuego sin nada que proteja mis pies, que al final te acabas acostumbrando.
Siento que soy libre, y me abruma. No debería hacerlo. Creo que nunca he estado así.
Y ni siquiera sé lo que siento. No sé si es porque no estás a mi lado para compartirlo. Es como hacer de algo bueno algo malo. Le busco demasiados pies al gato.
Hay veces que ni siquiera yo misma me soporto, ni me entiendo. Ni me aguanto, ni me nada...
Así que tampoco pido que lo hagas tú.

Puede que sea cobardía, pero a lo mejor no

No sé quién soy ni de dónde vengo, pero sé que existo… Con eso bastará, ¿no? Con seguir hacia delante y conseguir todos los propósitos y metas que me plantee y que se me planten. Andar por el caminito y decidir ir hasta el final, aunque en algunos momentos te encuentres perdida y con ganas de volver atrás, sin encontrar muy bien el rumbo.Y sinceramente, en ocasiones es mejor estar perdida que estar viviendo en la asquerosa realidad, donde todo se complica demasiado, llámame rara si quieres, en realidad es un poco cierto. La vida es demasiado dura como para enfrentarme a ella día tras día, me cansé. No es el momento de desaparecer, pero sí de dar menos señales de vida por la cruda realidad.

yo ya estoy acostumbrada a las mentiras

Hoy es el momento en el que la falsedad superó las fronteras de lo normal, de lo común. Que lo de ser auténtica se perdió el día que nos olvidamos del significado de la palabra, que yo ya no pretendo si quiera ser perfecta, pretendo ser yo. Sin más, sin algo que me sobre y sin algo que me falte. Porque las verdades ya desaparecieron de nuestro mapa y a lo mejor es que fueron a los mapas de otras personas, no creo, porque eso de las verdades nunca existió, es como el monstruo del Lago Ness, todos piensas que existe, cuando en realidad solo es un dicho. Con las verdades pasa lo mismo, nadie las dice, entonces ¿para qué están? No lo sé, eso pregúntaselo al mundo ¿no crees? Además, que yo ya estoy acostumbrada a las mentiras, que sinceramente pienso que todo de lo que estoy rodeada no existe, es como verdad.